El sofá de Mayel

La curiosa historia de Benjamín Button es un relato maravilloso que muestra el largo camino en el que estamos inmersos, la vida, desde otra perspectiva, desde el final al comienzo. No sé si me hubiera gustado comenzar mis andazas por este mundo, viejo, con artritis y cataratas; sin embargo, la experiencia, en sí misma, de rejuvenecer mientras todo en el mundo envejece, me provoca sentimientos encontrados. Por un lado es fantástico gozar de salud, vigor en la madurez de tu vida y disfrutar de los placeres con un valor agregado, la experiencia. Pero si lo pienso bien no es agradable ver a las personas que amas envejecer y morir. Al final, la soledad y la nostalgia de ser diferentes nos alcanzan irremediablemente…

Benjamín sufrió el rechazo desde sus primero años de vida, su condición de 'fenómeno', lo hizo presa del rechazo de su padre, quién en un momento de locura lo dejó en la puerta de un albergue para ancianos. Es en ese lugar dónde por obra del destino se encuentra con Queenie, una mujer negra, un alma gemela, unida al pequeño por la peor lacra de la humanidad la discriminación. Ella, lo acoge tiernamente y a pesar que el médico del asilo le dice que el bebé no sobrevivirá mucho tiempo decide adoptarlo y criarlo como un hijo. Es en ese instante que nos topamos con una ironía de la vida, un niño anciano, viviendo en una especie de casa hogar de la tercera edad. Allí, aprende a ser anciano y me atrevo a suponer que, se alimenta día a día de la experiencia de los otros. Aprende a observar, a escuchar y sobre todo a definir el mundo como un lugar extraño, pero lleno de aventuras. Claro, todo desde la experiencia de los otros, no de la suya misma porque a pesar de su apariencia es muy pero muy inexperto.



No pude evitar recodar a mis abuelos e intentar, a través de los ojos de Button y sus amigos, entender lo que ellos sintieron o pensaron al llegar a esa edad. La vejez me parece un etapa interesante porque te permite mirar hacia atrás y decir, con una voz autorizada y conocedora del tema, si la parte del mundo que conoces esta mejor o peor que antes. Asimismo, te permite adquirir esa sabiduría que no te la da la lectura profunda y reflexiva, sino la experiencia de lo vivido. Por eso es una lastima que en vez de aprender de ellos, los jóvenes y los adultos de nuestro tiempo, los ignoremos, al extremo de tratarlos como objetos en desuso que deben ir hacinados, muy lejos de nuestros ojos. Acaso nuestro subconsciente es conciente -si cabe la expresión- del grave error que cometemos. El futuro no se puede construir sin el pasado ni el presente se puede entender sin el.

Otro de los ingredientes que le dieron un sabor especial a este plato, si la metáfora culinaria cabe, fue la pizca del amor, que durante el relato no solo causó interés por la relación especial y algo desigual en edad entre Bejnajmín y Daisy, sino, por la forma como ellos se entregan de lleno a esa pasión que al final se convierte en una tierna expresión de entrega. Tengo que confesarlo ese día salí de aquella sala más enamorado que nunca…

Asimismo, el tema de la muerte que en la vida de Benjamín termina siendo lo que para nosotros es el nacimiento, es abordado con la mayor delicadeza y una muy bien elaborada naturalidad, que a más de uno lo enternece y a la vez lo engancha con el relato, convirtiéndolo, para el imaginario del espectador en un hecho verídico. Sin embargo, no todo es sentimiento y emoción, también hay diversión y vaya que si, si vas a verla Mayel no solo lleves un panuelo, lleva dos, porque no paras de llorar, pero de risa.

He puesto énfasis en la 'elaborada naturalidad' porque la historia esta tan bien estructurada y cuenta con la lógica propia de los grandes relatos que ver al niño que nació anciano morir de la forma como debió venir al mundo, aunque es un final esperado no deja de sorprendernos por la fuerza como es interpretado.

Hay una cosa más que me fascino de esta pela, y son sus frases clave de las cuales me quedo con una en especial, la dicha por una de las señora del albergue: “Las personas que amamos deben abandonarnos para que sepamos cuanto nos importan”….